sábado, 5 de febrero de 2011

Nice Blood

Nice Blood

Era Viernes, un viernes como todos los viernes, aburrido,  monótono,  una clase tras otra esperando sonar el timbre para empezar la siguiente, y así sucesivamente hasta lograr salir a la libertad. Deambulando en una espera infinita perdido en la posibilidad de un acontecimiento que atrajera mi atención. O al menos parecía un día así.
De repente y sin avisar sucedió lo que había estado esperando, una sombra  deslumbrante entró en el aula, no recuerdo ya que clase era ni siquiera recuerdo quien estaba dentro, solo estaba “ella”.  Pálida, piel fina, cual la harina; largo pelo sedoso, oscuro, nocturno; labios escarlata, provocativos, hipnotizantes, lujuriosos; y, y unos ojos entrecerrados, extrañamente luminosos a pesar de ser completamente negros, desprendían, una extraña aura de misterio que invadía todo a su alrededor, como si incitasen a acercarme a ella y hacerse su esclavo. Su pelo era largo y liso, negro, destacaba sobre su camisa blanca, pura e inocente, además vestía una minifalda rayada muy provocativa, tanto que estando sentado se podía entrever su interior, cuando ella entró en la clase todo el mundo se quedó quieto embobado, admirando esa bella y extraña figura, al profesor que estaba explicando la lección se le cayó el libro al suelo y se quedó admirándola con cara de sapo
- ¿Qué no me presenta?- Dijo la chica con una voz dulce e hipnótica.
- OH, si, perdone, hum chicos, ésta es la nueva estudiante de intercambio, viene de Rumania, espero que la tratéis bien, señorita hace tard…
- Me perdonará por ser yo verdad, me he encontrado a un cachorro y tenía que dejarlo a buen recaudo, no podía dejarlo abandonado en la calle.- Le interrumpió la chica pasándose la lengua por los labios en un gesto provocativo
- Hum, claro por ser usted se lo perdono, por favor tome asiento. – Dijo el profesor con una cara de embobado.
- Estoy muy cansada del viaje des de Rumania, necesito una silla bien cómoda, profesor que le parece si solo por hoy me deja sentarme en su sitio.
- Claro, solo por hoy puedes hacerlo.- Dijo el profesor, y se quedó embobado mirándola.
- Pero se puede saber que hace profesor, esto está mal debe continuar la clase. – Dijo una chica de la clase en un ataque de celosía al ver que todos estaban encantados observando a la recién llegada.
- ¡No me gustan las chicas!- exclamó ella.
- Sí claro, lo comprendo, son muy molestas, por favor chicas podéis iros.
- Pero profesor se puede saber que está haciendo.
- ¡Se acabó, como os atrevéis a incordiar, quedáis expulsadas una semana a partir de ya, y como rechistéis el castigo será doble! – Les gritó el profesor, después de eso las chicas se fueron sin decir nada, su intuición les avisaba del peligro que corrían.
- Muy bien, no me gustan las chicas, siempre lo echan todo a perder, ahora podéis contemplarme tanto como queráis, sois libres para ser mis esclavos.- Y entonces se sentó allí viendo como la observábamos, y así pasaron las horas, hasta que sonó el timbre. Y entonces lanzando un beso al aire se retiró con un paso elegante, cuando despertamos de nuestro trance, estábamos todos tumbados en el suelo observando la puerta por donde ella había salido, y así poco a poco fuimos saliendo del aula. Cuando yo salí, la vi, estaba entrando en una casa abandonada que estaba frente a la escuela, entonces tiré la mochila al suelo y me fuí corriendo hacia ella, antes de que yo entrara, vi como dos chicos más se introducían en la casa, debía espabilarme y llegar antes que ellos, subí al segundo piso y la vi, entre la oscuridad de la casa iluminada por la luz de una ventana rota estaba ella, me le acerqué con los ojos llenos de ilusión,  su camisa se había tornado escarlata y de sus labios brotaba un rocío del mismo color, me acerqué a ella y la abracé, ¡era mía! En ese instante justo antes de que unos colmillos afilados perforaran mi piel y una fuente escarlata brotara de mi cuello, pude ver a mi profesor y a todos los chicos de la clase, o más bien lo que quedaba de ellos tirados en una esquina de la habitación, estaba feliz, yo había sido el último. Entonces se me vino una cosa a la cabeza, había quedado con mi novia para ir a comer.