viernes, 4 de febrero de 2011

La historia de mi vida y todo lo que supuso dicha existencia

Esta es la historia de Kingmann un hombre cuya vida, no, mejor dicho cuya muerte cambió la faz de la tierra. Sus padres le pusieron este nombre por el papel que debía desempeñar en su vida. En estos tiempos dos magnos imperios dominaban el gran continente y tras siglos de guerra sin mayor resultado que la estancación total de todo progreso, ya fuera tecnológico, agrario, geográfico, político, militar o cualquier otro. En aquellos tiempos  los hombres y mujeres eran enviados a la guerra con apenas 10 años de edad, hacía siglos que el hambre azotaba todas las regiones y los impuestos  solo hacían que incrementar con la excusa de que con más dinero mas material para ganar la guerra. Los pueblos no eran más que desiertos, ya que en gran mayoría los hombres estaban en el campo de  batalla.  Otra gran parte de la población  eran  los denominados “menores” los cuales eran entrenados para el combate en los campos de reproducción artificial. El resto eran los”mayores”, todo aquel individuo que se viera discapacitado para la batalla era un mayor, estos eran los que pagaban impuestos i producían alimento para los soldados. En ese mundo sin salvación donde los motivos de una guerra sin fines ni fronteras habían sido ya sepultados bajo litros de sangre y arena donde el concepto guerra había sido olvidado ya que nadie había conocido un concepto paz. En ese mundo de pena y dolor yo iba a nacer.
My madre era conocida como Medusa la destroza mentes era una de las mayores psicomagas de toda la historia, capaz de volver loco a un hombre con el simple roze de su letal mirada.  Mi padre, Morgath el Rojo era el más temido de los Magos de combate  de todo el continente, su poder en el arte del fuego solo era equiparable al poder de hielo de Shec el Azul. Estos dos personajes eran los descendientes de sangre de los hombres que según la leyenda iniciaron la guerra por motivos que ya nunca podrán ser revelados, ellos eran los monarcas que comandaban los dos bandos de esa guerra sin fin. Terribles enemigos que se odiaban y se respetaban. Según las creencias de los sabios yo hijo del más grande maestro del fuego y de la más grande maestra del control mental alcanzaría el poder más grande de todos los poderes. Por ese motivo eligieron  Kingman como my nombre, que en el antiguo idioma gravado en lar piedras de la biblioteca de Shadowbok y estudiado por el maestro de los siete cominos significaba  hombre rey o hombre que reina y yo tenía, según mis padres, el destino de ser el hombre que reinara en el mundo. Os preguntareis como la muerte de alguien como yo  podía cambiar la faz de un mundo sin sueños ni esperanza. Pues muy bien os lo contaré.
Para el día de mi nacimiento vinieron magos  y médicos de todo el reino para potenciar my fuerza y poder. Miles de criaturas mágicas rodearon el castillo para ver nacer al gran Kingman, pero cuando mi cabeza se asomó a este mundo miles de hechizos de poder se lanzaron hacia mí, mi cuerpo puro del mal que dominaba el mundo los aceptó todos sin excepción, era un gran poder, toda esta energía fluyendo por mi diminuto cuerpo fue una gran experiencia, pero al mismo tiempo la mas traumática de todas mis experiencias estaba agitando mi cuerpo. Algo faltaba en mi pecho, algo no pasaba por mi garganta.  El cordón umbilical estaba abrazando mi dulce cuello hacia el lecho de muerte, el aire no llegaba a mí, mi cuerpo era un canalizador de energía, ¿pero qué haría mi cuerpo con semejante energía después de su hipotético fin? ¿Quizá estallar? ¡No! MI cuerpo aun unido al de mi madre a través de la guadaña que oprimía mi cuello legó todos mis poderes a mi madre en el momento que mi frágil cuerpo se convirtió en una masa inerte. Cuando todos los poderes pasaron a mi madre se dice que ella gritó de forma tal que las nubes teñidas de un negro carmesí se extirparon en el cielo y dejaron ver por primera vez en mucho tiempo el cielo azul. Los ojos incandescentes de mi madre potenciaron su poder de un modo tal que todos los miembros de la sala cayeron desplomados ante su mirada, solo Morgath aguantó, la mujer incapaz de soportar el dolor que suponía tal poder en un cuerpo como el suyo buscó el apoyo de su marido  y le agarró del hombro para llevarle junto a ella a un mundo sin sufrimiento ni dolor.
Ese dia la monarquía Roja fue extinguida y aunque su ejercito continuaba siendo poderoso  se desmembró en miles de bandas que dieron una victoria rápida a los Azules esa etapa fue nombrada como “la unificación”. Después de eso el mundo aprendió una lección. La paz y la estabilidad volvieron a aflorar y un amor encerrado en el hondo del alma humana fue liberado. Después de eso el Azul se extendió por las  puequeñas islas que havia fuera del continente i durante miles de años reinó la paz en un mundo que solo era el mundo, sin bandos ni equipos si no una sola unidad, el progreso volvió a surgir i cuanto mas progresava el mundo más se olvidaba el nombre de Azul. Así fue como my muerte cambió el mundo, algunos os preguntareis cómo puede un muerto contar una historia. Pues es muy sencillo puesto que  aunque morí mi vida no se terminó.
 Pasados miles de años cuando el concepto paz se había olvidado ya que no se conocía la guerra un gran accidente geográfico cambió el mundo. Esa etapa fue nombrada como “El desmembramiento”. En ese terrible episodio de la historia el gran continente se rompió en siete pedazos, esto devolvió el caos al mundo y borró rastro de cualquier civilización, lo único que quedó fueron unos hombres con el dolor clavado en sus cuerpos. Ese dolor cambió a la humanidad, cada uno de los siete continente siguió una de las enseñanzas del sabio de los siete caminos buscando una paz que habían perdido, pero cuando el contacto volvió a surgir entre los continentes sus diferencias marcadas por las enseñanzas del maestro de los siete caminos provocó unas crueles guerras que se prolongaron miles de años, a esa etapa se la nombró como “la Celeste”. Las diferentes religiones entre continentes no dejaban tiempo para acordar una paz. Así que un oscuro mal se apoderó de ese mundo. Ese mal reinó durante milenios hasta que en uno de los continentes llamado “Atlanta” unos arqueólogos descubrieron en un yacimiento una gran fuente de magia. Tras barias generaciones de investigación los arqueólogos descubrieron my historia y con el fin de llevar su dios y religión a lo más alto iniciaron un ritual de resurrección que requería el sacrificio de cien vidas para el retorno de una.
 Segundos después de ahogarme abrí los ojos  en ese nuevo mundo todo el poder transferido a mi madre había vuelto a mí el conocimiento y dolor de la humanidad recorrió mi cuerpo en una fracción de segundo y tras permanecer jadeando unos instantes me alcé volando a los cielos, ellos habían logrado resucitarme, pero no controlarme.  Yo que solo era un recién nacido poseía el poder más grande jamás alcanzado y el conocimiento de los dos conceptos: la paz i la guerra. Yo había  sentido todos los dolores del mundo y todas las alegrías del mundo. Así que después de alzarme a lo más alto bajé en picado para iniciar lo que fue llamado “la perforación”.  Abrí una brecha tan profunda que atravesé el mundo, después de eso una gran explosión separó el mundo en dos partes. A una de ellas se la llama hoy en día “Luna” y a la otra “Tierra”. Esa perforación supuso un cambio tal que acabó con toda la vida en el tercer planeta del sistema solar. Aunque yo creo que fue para bien.  Una vez finalizada la perforación toda la energía de mi cuerpo se desvaneció y dio lugar a mi segunda y ultima muerte. Después de eso la vida volvió a la tierra criaturas gigantes poblaron el mundo antes de su siguiente destrucción, pero eso ya es otra historia
Escrito por: KIngman el destructor de mundos

La gran huida

La gran huida
Hacía ya tres días que corría pisando las ardientes piedras, ya escarlatas, de la gran llanura. Corría y corría y no podía dejar de hacerlo ya que solo al echar la vista atrás, podía tropezarme y dudaba que me pudiera volver a levantar. En realidad si paraba de correr unos segundos estaba seguro de que mi cuerpo caería al suelo casi inerte. Correr se había vuelto un movimiento automático, la pregunta era cuando se acabaría esa gran llanura inmensa de rocas ardientes. De repente a lo lejos se oyó el gemido de un ave, me habían localizado, intenté correr más rápido, pero mis piernas ya no respondían, en realidad no me podía quejar,  era un milagro  que siguieran avanzando, no veía nada más que tierra roja en el horizonte, la llanura se difuminaba con el cielo , el gran ave se me acercaba, sus gemidos cada vez eran más próximos, la muerte se acercaba extendiendo sus alas hasta mi. De repente un disparo vació el aire, el instante entre que la bala llegó a mi oído e impacto contra el suelo me pareció eterno. El ruido que provocó la bala me sobresaltó e hizo que me tropezara, pero pude recuperar el equilibrio  casi automáticamente. Cuando he dicho que la bala sonó en mis oídos, me refería a que literalmente había sonado en mis oídos, ya que no solo había pasado justo por el lado, si no que me había dejado un agujero en la oreja.  Ya no notaba el dolor, en realidad no me di cuenta de que tenía ese agujero hasta dos semanas después, un roce era lo único que mi celebro había tenido capacidad para captar, giré la cabeza para ver a la bestia que me acechaba, era un Txagal (Txagal :gran lagarto volador) y encima iba montado su jinete, un cazador Txubali (Gran tribu de guerreros de piel negra), el cazador lucía un rifle que apuntaba a mis piernas, de repente todo el mundo giró, había pasado lo que más me temía, me había tropezado. El ave salió volando hacia delante, mi caída me había salvado de sus garras, pero la salvación era instantánea, ya que el gran lagarto volvía hacia mí. Intenté mover mis piernas pero estas no me respondían, empecé a arrastrarme inútilmente pero a mis brazos les faltaba fuerza, de repente noté las garras del gran lagarto atravesando mi cuerpo, el cazador empezó a reírse y a lanzarme blasfemias en su sucio idioma, ellos habían llegado allí un día con sus escopetas y sus lagartos y habían empezado a matar a mi gente. No lo entendía no entendía nada, solo entendía que mi vida se había acabado, empecé a cerrar los parpados, estábamos muy altos, nunca había volado, era una sensación agradable. Solo pude sentir como sus garras se desprendían de mí antes de dejar este mundo.

El impacto contra la fría agua me despertó, no sabía dónde estaba, era un lugar oscuro y tenebroso, mis ojos nunca habían visto la oscuridad en un mundo donde siempre era de día. Quizás estaba cruzando el rio al reino de los muertos donde siempre era de noche. Agitando mis brazos penosamente me acerqué a la orilla  de esa laguna calmada y me tumbe sobre el fango mientras mis parpados volvían a cerrarse.
Al despertar lo primero que vi fue una franja de luz en un mundo de oscuridad. Arriba en el cielo solo se podía distinguir esa gran “franja de luz”. Miré a mis alrededores había pequeñas bolas de luz fantasmagórica, era débil y tenue pero se reflectaban en el agua dando una mínima claridad a ese calmado lugar. Cuando me incorporé un fuerte dolor en el pecho me recordó el encuentro con aquel gran lagarto.  Dos agujeros se abrían en mi pecho, pero en mi espalda, no notaba dolor. Pasé mis dedos por mi espalda y lo único que mis yemas pudieron distinguir fue el tacto del fango sobre mi piel, entonces me fijé en esa extraña tierra mojada, era fluorescente, cogí con mis manos esa extraña substancia que parecía haber sanado mis heridas y la unté por todo mi cuerpo. Acto seguido  me puse de pie, preste atención al silencio de ese lugar y poniendo máxima atención a mis oídos, puede distinguir el ruido de agua deslizándose por la roca. Empecé a caminar a un ritmo lento, el miedo a mis perseguidores no desaparecía, aunque sabía que había dormido durante días no podía quitármelo de encima. Entonces un pequeño lagarto se subió por mi pierna hasta mis manos, este me recordó a mis perseguidores y al hambre que mi cuerpo sufría, así que con rabia le arranqué la cabeza de cuajo y me lo comí crudo. Avancé durante días, no sé cuantos, ya que allí las horas del día (regidas por la intensidad del sol) se difuminaban en la oscuridad. Dormía mucho y comía poco pero mi ritmo cada vez era más rápido, aunque siempre iba andando, parecía que la vida me había sido devuelta, y aunque ahora vivía en la penuria, en cuanto este rio saliera de entre estas escarpadas paredes la plena libertad me seria devuelta. Estuve varias semanas más deambulando por los túneles y comiendo lagartos, mis heridas cicatrizaron y mis dolores desaparecieron hasta que un día vi una luz al final del túnel. Al salir al exterior la luz me deslumbró, estaba en un bosque, empecé a comer frutos y me eché a dormir. Como no sabía a dónde ir seguí el rio, pocas horas después empecé a divisar un humo negro y espeso que salía del valle, un gran árbol de piedra parecía emerger de entre los otros árboles y escupir humo al cielo, esto me recordó a las armas de los hombres de piel negra, pero continué siguiendo el rio. Cuando llegué junto al gran árbol, encontré lo que recordaba en mis pesadillas, esas verjas metálicas que echaban chispas i encerraban a mi pueblo, no podía ser, en el gran árbol gris había gravado el escudo de los hombres de piel negra. Debía huir de ese lugar, me giré para volver con el rio, pero el terror apareció ante mí, tres cazadores iban montados en lagartos terrestres, no los había visto nunca, pero ahora sabía que des del principio, toda resistencia había sido inútil. No podía escapar solo podía morir. Por lo visto, ese rio si era el rio de la muerte.

Alas de carton

Alas de Cartón
Hace calor, el viento sopla del norte, mi mirada está perdida en el sur, esperando una flor que parece no tener prisa por llegar, pero la flor llegará, al compás del viento, siguiendo sus movimientos y abrazándome con su fragancia. El pétalo, rojo, hermoso, apasionado, se acercará a mí, con la elegancia de un cisne y se posará sobre mis labios. Yo cogeré la flor y saborearé su dulce fragancia y ella me corresponderá, acariciando mi piel con su dulce tacto.
Dónde estás bella flor que no llegas, ¿dónde está tu dorado al viento, dónde están tus pétalos carmesí, dónde está tu pureza celestial? El cielo, el cielo es como tú, libre, alto, bello, hermoso, no se deja dominar por los vientos, es parte de ellos. Oh golondrina que extiendes tus alas de amor, dejando un rastro de pétalos que me recuerda a ti. Eres bella, eres divina, eres una flor, eres una golondrina. Tus alas nunca se rompen, porque eres libre, eres el viento y el cielo, las nubes y las estrellas. Oh mi dulce luna, si pudiera hacerme unas alas de cartón volaría para llegar a ti y darte un beso de amor, aunque mis alas se rompieran al volar y la muerte me acogiera entre sus brazos al caer. Tu pureza es infinita como el vasto cielo o el extenso mar, tu eres agua, tu eres viento, tu eres, la sangre de mis venas, la propietaria de mi corazón. ¿Por qué no llegas bella flor, porqué no llegas libre golondrina? ¿Qué tus pétalos son hartos de mis labios, que tus alas están hartas de mi amor? Porqué, porqué no llegas golondrina, porqué no llegas dulce flor.
Cae la noche y se muestra la luna, el calor se va y el crudo hielo aparece, el viento ya no es fresco, ya no es dulce ahora es desierto. ¿Me has abandonado bella flor? ¿Has encontrando a una abeja mejor? Preguntas sin respuesta, respuestas que no quieren preguntas. Vuelvo mis pasos hacia atrás, lo que antes era claro pasto, ahora es tenebrosa noche. ¿Dónde estás mi golondrina? Al volver a mis pasos caigo frente tu morada. ¿Dónde está tu libertad, dónde está tu pureza? Demasiado libre, una flor no es flor sin raíces. Estaba equivocado no era yo el que volaba con alas de cartón, no, eras tú, tú eres la acogida entre sus brazos, tú eres la que cayó del cielo con alas de cartón. O quizás, el cielo no es suficiente libertad y solo la muerte te la puede entregar.