martes, 8 de marzo de 2011

Magic Graduation

Magic Graduation


17 de Marzo del año 3021 de nuestro señor, ciudad de Bellina, hace un sol reluciente, las calles doradas rebosan de alegría, los aldeanos salen a ocupar las plazas, charlan y ríen. Ante ellos se alza un gran edificio, color blanco marfil, cinco torres en  el aire dibujan las puntas de ese bello edifico, una estrella, el símbolo de nuestro señor. En la torre sureste habitación 5-B contemplo el magnífico aleteo de las palomas rojas bajo el sol reluciente. El despertador empieza a sonar, estiro la mano y detengo el ruidoso sonido, no tengo ganas de levantarme, miro al suelo, está lleno de ropa sucia y bebidas, unas convers voltean por la habitación. Tengo que ir a clase, miro el reloj, son las 15h, dentro de media hora empiezan las clases, no recuerdo nada de lo que ha ocurrido, miro por el suelo buscándola, no la encuentro, hay deberes trabajos pero no la encuentro, me levanto y piso algo pringoso, es pasta de dientes, me dirijo al baño una ducha fresca me ayudará a recordar. Me planto frente al espejo y observo mi rostro, estoy muy cansado, recuerdo una cosa, hoy es el día de graduación. Me da pereza ir a la última clase pero si me ponen otra falta volveré a repetir el séptimo año por enésima vez. De repente me doy cuenta de algo, la pasta de dientes no está, pero en su lugar encuentro lo que buscaba, es mi varita, veo claramente sus grietas, recuerdo las numerosas veces que la he roto y la he vuelto a pegar chapuceramente con cola, todo el mundo me dice que la cambie pero a mí me gusta. La cojo y la ajito pronunciando las palabras, de repente una burbuja de agua me engulle y empieza a vibrar a mi alrededor quitándome todo mi sudor y suciedad, la rutina de cada día.  Una vez finalizada la operación me vuelvo a mirar al espejo, tengo los ojos rojos, seguramente la noche anterior me fui de fiesta y viví demasiado, ¿me pregunto a qué hora debí volver? ¿6, 7,8? No me importa, cojo la varita y realizo el hechizo que yo mismo he inventado, el de desalcoholizar un cuerpo. Me siento un poco mejor pero estoy cansado, mejor duermo un cuarto de hora más. Salgo del baño para encontrarme algo extraño en mi cama, ya recuerdo, como de costumbre me fui a dormir acompañado y desperté acompañado, aunque no creo que dormir sea la palabra correcta. Acarició la larga melena de esa chica, no sé ni cómo se llama, hay más de 2 millones de estudiantes solo en mi curso, solo 555 aprueban cada año yo siempre saco buenas notas, soy un “genio” para la magia. Pero como dicen los profesores, mi actitud es incorregible y rebelde, este año  solo he tenido 14 faltas, normalmente acumulo más de 200; 120 era mi menor puntaje hasta la fecha, normalmente con tres faltas ya es imposible aprobar, aunque saques un diez en todo, pero este año el consejo de magos ha acordado que si hago menos de quince faltas no me las contaran. Tengo que estar fresco para la noche, una leve sonrisa de dibuja en mi rostro, se que la mañana siguiente volveré a despertar exactamente igual que esta, solo que más cansado, ajito la varita y el traje de estudiante viene hacia mí, tres segundos después ya estoy vestido, cojo las convers con las manos y me las coloco manualmente en los pies, es de las pocas cosas que hago manualmente.  En realidad unos zapatos voladores no son un transporte, si no un deporte, pero son el único método de salir de la habitación con elegancia, observo mis trofeos, tantos años repitiendo me han convertido en un estudiante mundialmente conocido. Básicamente por mi comportamiento y tendencia destructiva y juerguera, aunque también por mi increíble talento en los estudios y sobre todo por mi increíble habilidad en el Convo, un juego que mediante los zapatos voladores tienes que realizar un combate cuerpo a cuerpo contra tu adversario; aunque es un poco más complejo, ya que a la vez tienes que ir esquivando diferentes “obstáculos” como podría ser un dragón, pero ahora esto no viene al caso.
La mujer que duerme en mi cama aparenta un rostro angelical, no puedo dejarla allí abandonada entre la mugre. Le dejo una nota, cuando vuelva a la habitación seguramente ya no estará, miro por última vez su bello rostro antes de saltar por la ventana como cada día, mi habitación esta en el quinto piso. De repente me invade una sensación de adrenalina durante un segundo de caída, entonces las convers empiezan a aletear frenando en seco mi caída a pocos metros del suelo, asustando a unas pobres estudiantes, no puedo resistir la tentación y les lanzo otro de mis conjuros, el volatilizador de ropa, mientras esta pequeña broma no llegue a los profesores antes de la noche no pasará nada, las dos chicas empiezan a chillar avergonzadas tapándose con sus carpetas,  pero yo ya estoy demasiado lejos para ver el fin de esa historia, la cual he provocado. Voy volateando, esquivando los árboles del jardín, esquivar es mi especialidad. De repente el bosque termina y aparezco en las calles bulliciosas de la ciudad, fuera del campus de estudiantes, voy volando de espaldas al suelo con los brazos bajo mi cabeza, como si estuviera estirado en un cómodo lecho que vuela entre los campesinos, cojo una manzana de una tienda y empiezo a devorarla con tranquilidad, nadie se da cuenta, verme volar por las calles a esas horas es una rutina para todo el mundo. Súbitamente me pongo de pie y entro en la taberna “el cerdito volador” pido un vodka con hielo, paso allí quince minutos hablando con el tabernero mientras me intento ligar a la camarera. Dialogamos sobre un dragón milenario que acaba de azotar una ciudad. Cuando me gradúe  para el duodécimo curso seré un mago de la élite y estaré capacitado para vencer al dragón. Todos dicen que no llegaré a ese nivel por mis faltas de disciplina, pero por mi suerte a partir del noveno curso no cuentan las faltas de disciplina ya que se supone que ya son magos expertos y según el consejo, “el mundo no puede permitirse no dejarles progresar”.  Miro el reloj, voy tarde, tengo cinco minutos para atravesar el pueblo, el bosque, el campus y llegar a clase, le digo adiós al tabernero y me pongo a volar hacia la salida. Entonces con un movimiento ágil golpeo pícaramente el trasero de  la tabernera y salgo velozmente por la puerta, ella grita enojada a la vez que sus mejillas se sonrojan, alguien le da un toque en el hombro, ella se gira y me mira sorprendida yo respondo a su mirada con un beso y ella me pregunta <<pero...¿cómo?>> “magia” respondo simplemente, mientras que le tiro un papelito entre la ranura de sus pechos con mi número de teléfono y salgo volando por la ventana. El tabernero empieza a reír a carcajadas mientras la sirvienta se arrodilla de desconcierto intentando descubrir el truco de mi magia. No tengo tiempo de esquivar a la gente, debo trazar una línea recta hacia la clase. Llego tres segundos antes de que toque el segundo timbre que da inicio a la clase.  Las siguientes cuatro horas las paso oyendo la aburrida teoría que ya se me de memoria, después de oírla durante once años seguidos. Me tienta la idea de batir el record de repetir dieciocho veces, abandono esta idea ya que no podría soportar la idea de oír otro año esa aburrida teoría. Todas las clases resultan aburridas y tranquilas, excepto la clase de transmutación, en esta las dos alumnas que he dejado desnudas después de salir de mi habitación vienen a quejarse al profesor, ellas saben lo de que si tengo una falta más seré expulsado, todo el mundo en el campus lo sabe. Por suerte el profesor de transmutación es el único profesor que me apoya, incluso en alguna ocasión me ha ayudado en mis “gamberradas”. El les dice que se marchen ya que no tienen pruebas para demostrar nada. Entonces salto yo y me ofrezco voluntario para realizar el ejercicio que pedía el profesor, transformar  un arbusto en un animal. El profesor descubre mi intención, pero me permite realizar mi astuto plan. Entonces apunto claramente hacia las dos alumnas y pronuncia las palabras, entonces y repentinamente sus ropas se transforman en mofetas y las dos muchachas huyen avergonzadas. Toda la clase empieza a reír a carcajadas, el profesor me mira con mirada severa como diciéndome << te has pasado>>, pero yo le contesto que se me ha ido la mano y que tengo muy mala puntería, entonces el profesor empieza a reír junto a la clase. Cuando acaba la clase voy volando hacia la ventana de mi habitación, no me gusta subir por el ascensor. Cuando entro en mi habitación doy un bote hacia atrás pensando que me he confundido, pero mis copas la delatan, la habitación está ordenada e impoluta encima del escritorio hay una nota:
De nada por ordenarte la habitación, y como dudo que nos volvamos a ver quiero agradecerte lo bien que lo he pasado contigo, espero  que lo que he dicho anteriormente sea mentira y que nos reencontremos, pero sé que eres un chico ocupado y con mucho éxito entre las mujeres así que solo te deseo suerte en tu último día, estoy convencida de que pasarás curso.
No sé porque, pero enmarco esa nota en una pared, su caligrafía es bella y ordenada, al contrario que la mía, después de comprobar que está bien colgada en la pared, me estiro un rato para dormir unas horas antes de la ceremonia de graduación.
Me despiertan los fuegos artificiales que dan inicio a la graduación, estoy llegando tarde,  hace cinco minutos que tendría que estar allí. Solo tengo una posibilidad de aparecer en la ceremonia sin que nadie se dé cuenta de que he llegado tarde y ahuequé gaste casi toda mi magia, es mi única oportunidad. Me visto y hago el hechizo.  ¡Puf! De repente aparezco sentado entre los  más de dos millones de alumnos, aunque mi apellido empiece por la letra A estoy en el puesto 523 de la lista. La directora mira mi asiento perpleja, no se le ocurre como puedo estar allí y viene a decirme que he vuelto a suspender por llegar tarde, pero yo le digo que he estado allí todo el tiempo y como que todos los que se sientan a mi lado atestiguan mi inocencia, la directora no tiene más remedio que creerme. Preguntándose como lo habré hecho. La verdad es que es muy simple, básicamente me he teletransportado, lo que pasa es que la directora no puede imaginarlo, ya que esta magia no se aprende hasta noveno curso. Estoy exhausto por realizar el hechizo, ya que no lo domino. Por suerte van llamando a los graduados del 555 al 1 y yo estaré seguramente entre los primeros ya que mis notas son casi siempre diez y he cumplido los términos que el consejo me había impuesto. Resulta aburrido esperar hasta el principio. Cada vez que dicen un nombre alguien en algún lugar de esas inmensas gradas empieza a chillar de alegría, mientras otros se desesperan perdiendo toda esperanza de aprobar.  Por la fatiga de teletransportarme y el aburrimiento me duermo, hasta que un codazo me despierta, de repente oigo: << Al señor Xinsqui Mcfly aprueba con el tercer puesto en el ranquin felicidades>> Ya estoy recuperado y listo para hacer mi gran aparición, Mcfly ha repetido tres veces, pero este año estudiando mucho ha conseguido el tercer puesto en el ranquin, en cambió yo he repetido 11 años y nunca he estudiado, ¿Cuál será mi puesto? ¿Primero o segundo? Entonces se oye una musiquita.
<< Ahora daremos la entrega de las matrículas de honor que solo se da a los estudiantes que han sacado una mediana superior a 9’9 en el curso>>,<< el segundo en el ranquin con una mediana de un 9’98 es el sr………>> Entonces mi nombre salió de la desilusionada voz de la directora, en su voz sonaba su apatía hacia mí, pero ya había aprobado, entonces me levanté alzando las manos, todo el mundo me aplaudía, sobretodo chicas, pronuncié unas palabras agitando mi varita y desaparecí de mi asiento. Todo el mundo quedó en silencio aunque la mayoría no lo pudo ver. De repente alguien gritó mi nombre señalando al escenario, me había teletransportado, entonces todos empezaron a aplaudir más fuerte. La directora se puso roja de ira al descubrir como la había engañado, pero ahora que ya estaba graduado oficialmente no estaba bajo su jurisdicción. La directora  empezó a gritar con el micrófono pidiendo silencio, pero la gente no calló hasta que pasaron unos minutos, entonces me di cuenta de que alguien había superado mi 9’98 ¿quién seria, y con qué nota?
<< Y la estudiante que ha quedado primera en el ranquin con una nota mediana de diez es la Sra.……………………………>> Entonces un nombre que me resultaba muy familiar recorrió mis oídos y volando suavemente sobre una escoba apareció sobre el escenario una chica muy guapa con una sensual melena pelirroja, era su primer año y había aprobado, cosa que solo pasaba una vez cada cinco años, pero aún más impresionante es que lo había hecho con matrícula de honor. Pero eso no era lo más impresionante, lo más impresionante era que los dos graduados con matrícula de honor habían dormido juntos esa noche.



Fin