sábado, 12 de febrero de 2011

Las dudas jamas resueltas

Las dudas jamás resueltas
Desperté en un frio suelo muy diferente a la ardiente sensación que aún retumbaba en mi mente. Me senté en un banco y me puse las manos en la cabeza. Tenía que aclarar mis ideas, estaba en una habitación toda blanca como la de los manicomios, con las paredes acojinadas. Mi mente estaba borrosa, solo temblores recorrían mi cuerpo al intentar recordar. Toda había sido muy rápido ¡Anee!, donde estaba su novia Anee; solo podía recordar su rostro llorando entre el humo, algo había sucedido, pero el que había estado en el lugar de los hechos no sabía nada. Entonces se abrió una puerta, había una mujer vestida de blanco con un chisme de esos eléctricos, yo resté inmóvil en el banco, temeroso a ese palo que soltaba chispas. La mujer llevaba un carro con comida con un diario encima.
- Aquí tiene su comida Sr. Smith, debe de estar hambriento después de estar inconsciente. Debe tener muchas preguntas, así que le dejo un diario aquí…… ah! y una cosa más, por favor, no tenga una conducta violenta o estaremos obligados a no poder darle su libertad. – Dijo la chica con una voz seductora.
- ¿Pero dónde está Anee?, y… ¿Cómo sabe mi nombre?- le repliqué.
- Ya le he dicho que el diario responderá todas sus preguntas. – Después de decir esto se retiró con pasos elegantes y me dejó solo con mis dudas y mis preguntas. No me atrevía a descubrir la verdad. Miraba de reojo ese carro sin acabar de verlo claro, algo me decía que no me fiara de él, así que estuve varias horas pensándomelo, hasta que mis tripas decidieron por mi. Me acerqué al carro y empecé a morder el pan. Leí el titular de la portada, decía: <<Una brecha se abre en Manhattan>> en la foto aparecía una imagen de Manhattan partido en dos con humo saliendo de la brecha. Todo se difuminaba en ese espeso humo, ¿cuál era el secreto que escondía ese humo? Giré la página y empecé a leer la noticia:


Una brecha se abre en Manhattan
Este lunes 13  Manhattan se ha partido en dos bajo una misteriosa capa de humo, miles de personas han desaparecido sin dejar rastro.
Este lunes 13 a las 11pm, la ciudad de Nueva York ha sufrido unos temblores, 5 minutos después de estos temblores, Manhattan ha empezado a dividirse en dos bajo circunstancias misteriosas. Mientras unos apuntan a que este hecho ha sido acto de alienígenas, los científicos de todo el mundo intentan descubrir porque no fueron detectados esos temblores. Algunos dicen que no puede haber sido más que un fallo técnico mientras otros buscan una solución al problema.
 La ciudad entera ha quedado sin suministro eléctrico y varios edificios han caído, el caos se respira en la gran ciudad. Manhattan, ha sido acordonada por los militares y por lo que se sabe aún nadie ha salido de la zona. Los militares guardan silencio en relación a la situación. Pero varias hipótesis apuntan a que el gobierno esconde algo y todos los testimonios de ese fenómeno han sido sitiados en el territorio. Aunque muchos afirman haber visto caer algo des del cielo, la gran mayoría desmiente este hecho. El presidente se mantiene firme diciendo que se está investigando la zona, pero que es peligroso acercarse, debido a que es muy posible que la zona esté muy contaminada. Al preguntarle por los supervivientes él ha contestado con un prolongado silencio seguido de unas breves palabras sobre el restablecimiento de la luz en la ciudad. El presidente ha anunciado que se deben respetar los perímetros  de seguridad, aunque miles de curiosos han transitado por la zona para ver si podían descubrir algo, con infructuosos resultados. Aún no se sabe cuánto puede ser el coste de los edificios destruidos en Manhattan, pero se calcula que las cifras pueden llegar a los centenares de millones. La información es muy escasa; hemos podido establecer contactor con un testimonio que lo presenció todo des de uno de los puentes. Aquí su entrevista:
¿Qué estaba haciendo usted en el momento de los temblores?
Yo estaba en mi taxi, yendo hacia un hotel, cuando empezaron los temblores, todo el mundo intentaba salir del puente, pero a ií se me caló el coche, así que me quedé allí en medio sin hacer nada. Pero por suerte no cayó el puente.
Que es lo que vio, había algo en el cielo?
Bueno yo vi como un avión o algo, no creo en los aliens, así que yo defiendo  que era un avión que se le cayó una bomba, ya que después se hoyó un gran estallido y empezó a llenarse la zona de humo.
¿Cómo salió del puente?
Bueno, yo estaba alucinado, así que no se cuanto tiempo pasó, pero poco después aparecieron los militares y empezaron a acordonar la zona. Cuando me vieron me dijeron que me fuese, y como no podía, me acompañaron.
¿Recibió un buen trato de los militares?
Bueno, en realidad estaban muy serios y de bastante mala hostia, pero me acompañaron y todo, no me forzaron ni nada.
¿Qué fue lo primero que hizo cuando llegó a casa?
Pues colgar un video que había hecho con el móvil en mi facebook
Muy bien gracias por sus palabras

La verdad es que esta noticia no aclaraba mis dudas, si no que me planteaba mas dudas aún. Después de comer y dormir noté que hacía mucho calor así que me quité la camiseta para descubrir unas quemaduras que formaban un extraño signo como si me hubieran tatuado el cuerpo a base de quemaduras. Ese y todos los demás misterios quedaron en el pasado mientras me invadía la locura en un lugar desconocido del que no podía escapar, así que todos los misterios que rondaban por mi cabeza, desaparecieron con la muerte.

Dejando una vida normal

Dejando una vida normal
Hola, mi nombre es Mike, hace tres años me regalaron este diario, y bien yo pensé <<¡¡¡que mierda de regalo!!!>> Ahora pienso que es el mejor regalo del mundo. Estas son mis primeras páginas, así que no se cómo empezar, pero eso si, es muy posible que también sean las últimas, en ese caso de aquí unos días aparecerá un inspector de policía leerá esto y lo considerará una nota de suicido, en el caso de que siga escribiendo, será un recuerdo en papel. Bien supongo que debería empezar por el principio, pero, no sé donde se encuentra. Así que haré una breve introducción. Muy bien, pues empiezo: yo nací en un hospital normal, tuve un parto normal i fui a una escuela normal, sacaba notas normales y tenía amigos normales, toda mi vida era normal, hasta que hace dos meses apareció ella. Des del día en que la salvé de ser atropellada por un camión mientras escuchaba música, todo dejo de ser normal. Porque salvar a una chica de ser atropellada no es algo “normal” que digamos. Ella no era normal, después de salvarla me invitó a un café y me dio las gracias.  Ese día me enamoré de ella, ese día nos hicimos amigos. Así que fuimos quedando, una y otra vez “en el bar en donde el camión” me decía ella. La verdad es que no es muy normal quedar frente al lugar donde te has saludado con la muerte, pero ella era así. Su vida no era para nada normal y aburrida como la mía, siempre había estado de aquí para allá dejando trocitos de ella repartidos por el mundo, yo no quería que se marchara, si lo hacia la triste y aburrida monotonía volvería a mí. Bueno ella era genial siempre estaba explicándome cosas que le habían pasado con esa sonrisa radiante. En cambio yo no sabía nunca que explicar ni siquiera me había roto un brazo o una pierna para poder decirle. En cambio ella por ejemplo: una vez entró en un furgón de magdalenas para darse un festín, debía tener unos seis años. Y resulta que se quedó dormida, el furgón se fue muy lejos a las montañas. Cuando despertó estaba en los Alpes suizos, y eso que se había dormido en Lyon, Francia. Cuando bajó del camión no entendía a nadie y no sabía qué hacer. Así que por intuición se coló en el maletero de un Autobús que la llevó de vuelta a Lyon.  Lo mejor es que estuvo 20h fuera y nadie se dio cuenta de su pequeña excursión. Pero la historia no se acaba aquí, lo mejor es que el siguiente fin de semana fueron a esquiar al mismo pueblo en el que había bajado del camión. Ella siempre me explicaba historias como esas y siempre se reía. A mí me gustaba mucho estar con ella, pero al mismo tiempo estaba incómodo y temeroso por si me decía << ¿I a ti que te ha pasado? >> Que le diría ¿que un día me tropecé con los cordones por el pasillo del colegio?  No tenía nada que explicar. Un mes después de ir quedando en ese bar. Me pidió para salir, si me lo pidió ella, ella me había explicado su fascinante vida, en cambio yo casi ni le había hablado. Hola, que tal, adiós, si, no, esas eran las palabras que ella había escuchado de mis labios, pero sin embargo me había pedido para salir. A partir de ese día mi vida dejó de ser normal. Íbamos a bañarnos en invierno  nos quedábamos en los baños del centro comercial y nos esperábamos a que cerrasen para pasear por las galerías oscuras y solitarias llenas de productos, dormimos en árboles, nos vestimos de policía y mil cosas más. Cada segundo con ella era mejor que mil años luz de adrenalina. Todo iba bien y siempre estábamos juntos, yo solo temía que del mismo modo que había entrado en mi vida volviera a salir de ella.  Llevábamos una vida completamente anormal, y como vida anormal que era no podía continuar de ese modo mucho tiempo más. Un día no se presentó en el bar. No contestaba a mis llamadas, ni al timbre de su puerta. Mi vida se volvió aburrida otra vez, la necesitaba como el aire a los molinos. Así que busque su nombre, por internet en el registro civil y en todas las embajadas, pero no aparecía por ningún lugar. Así que abandoné mi trabajo normal para entrar en el cuerpo de policía y encontrar su paradero. No me costó mucho, a los dos días de trabajo, un compañero me habló sobre unos contrabandistas que habían estado por allí recientemente. Yo me interesé por la noticia, no se, fue intuición.  En cuanto me enseñaron las fotos de los miembros de la familia de contrabandistas, la vi, era la hija del jefe, ahora todo encajaba. Ahora ya entendía porque la chica de mis sueños tenía su tan deseada vida anormal. No podía dejar de quererla, y cuanto más pasaban los días más la echaba en falta. Así que empecé a investigar los lugares donde había estado. Pero nada me daba un indicio de donde podía encontrarse. Dos meses después me pusieron al cargo del caso debido a mi empeño y mi gran éxito, ningún agente había ascendido tan rápidamente en el cuerpo. Cada jueves por la tarde me dejaba caer” en donde el camión” para recordarla. Y un jueves de esos recordé un comentario. Un comentario muy importante. <<El próximo lugar donde me vaya será Egipto, siempre he querido ver las pirámides>> ¡Ya lo tenía! Me dirigí apresuradamente al cuartel e informe de la situación del paradero de los contrabandistas.  Después de pedir un traslado para ocuparme personalmente del caso viaje a Egipto.  En Egipto encontré indicios de la presencia de la banda, pero ninguna pista me llevaba a ellos, detuve setenta implicados, pero no llegaba al jefe. Entonces volví a recordar esas palabras<< El próximo lugar donde me vaya será Egipto, siempre he querido ver las pirámides>> Las pirámides ya lo tenía. Fui a las pirámides,  me encontré una cerrada por ”restauración”, pasé por debajo de la cinta que prohibía el paso, y me adentré en los túneles. Dentro encontré un cargamento de lo que parecía ser heroína y otras drogas. Llamé a la policía para que viniese, pero no tenía tiempo para quedarme allí. En las bolsas donde estaba guardada la droga ponía el nombre de un hotel, ese hotel al que me dirijo,  no sé si volveré con vida de él, pero el amor hace locuras, como he dicho al principio este diario posiblemente será encontrado por un inspector de policía, además será egipcio. Bueno ya lo he dicho todo, ahora me dirija donde me dirija ya estoy tranquilo.

Buscando la Paz

Buscando la Paz
Los cascos de caballos hacían temblar el suelo, el miedo se acercaba hacia el pueblo mientras los aldeanos se refugiaban en sus casas, los valientes se plantaban en la plaza del pueblo con la esperanza de lograr derrotar a las decenas de jinetes que se aproximaban en la penumbra, los gritos de los demonios montados eran cada vez más próximos, el terror acechaba. La luna estaba siniestra aquella noche, iluminaba los hombres que se reunían en la plaza con armas improvisadas, sus rostros pálidos pronto se reunirían con los de sus ancestros. Lo único que podía hacer Helena era contemplar el horror des de su escondite, la sangre pronto tiñó el suelo y las llamas no tardaron en iluminar el cielo a través de los tejados. La chica exprimía la cruz contra su pecho sin obtener respuesta a sus oraciones, dos niños sollozaban en sus faldas llorando a sus madres, en realidad casi no los conocía, pero era lo único que aquella pobre muchacha pudo salvar. Ya no tenía familia, la cabeza de su padre y sus hermanos rodaban por el mugriento suelo mientras su madre era raptada por esos hombres sin rostro y sin alma.  Paralizada por el miedo permaneció en sepulcral silencio toda la noche solo sus plegarias la mantenían en vela. Al salir el sol las llamas empezaron a extinguirse dejando paso a las cenizas, solo los cadáveres permanecían en el suelo. No había quedado nada,  no encontró ningún otro superviviente, tampoco pudo enterrar a los muertos, el peligro aún no había pasado. Ahora dependían de ella dos niños, debía ponerlos a salvo de inmediato, así que después de haber logrado reunir algunas escasas provisiones partieron hacia algún lugar, allí donde los llevara el camino. Pasaron horas  andando por los caminos, solo el cotorreo de los pájaros les mostraba que aún seguían viviendo. De repente, se rompió el hielo.
-¿Perdone señora podríamos descansar y comer algo? – Era la menor de los hermanos que Vanessa había acogido bajo su protección.
- Muy bien bonita ¿cómo te llamas? – Preguntó la chica.
-Su nombre es María, y el mío es Eduardo. –Contestó el hermano mayor, que apenas debía alcanzar los siete años.
- Muy bien, os prometo que dentro de un rato pararemos a comer algo. – Dijo mientras se le empañaban los ojos. El viaje fue largo, por el camino encontraron varias poblaciones arrasadas, Vanessa las esquivaba siempre que podía pero, ero el único lugar donde podía encontrar algún vívere. Dos semanas después, encontraron en el camino a un hombre extraño, iba tapado bajo una vieja capa la cual ocultaba su rostro. El hombre los acompañó en silencio, los niños parecían tenerle miedo, ahora ya la trataban como a una madre, siempre iban arrapados a sus faldas temerosos a que volvieran los jinetes sin alma. Pasaron varios días y el silencio permanecía intacto, sin perturbar. Así que Helena decidió hacer algo para remediar esa situación su escasa experiencia en tratar con hombres le hizo dudar unos instantes.
- Perdone señor sus ropas están muy sucias, yo podría remendarlas si me diese su permiso.
El hombre permaneció en silencio después de esas palabras, hasta llegar a una pequeña charca donde pararon a reposar.
- Ahora señorita, si aún sigue su oferta en pie, ¿le importaría lavar mis ropas? - Su voz era áspera pero joven, el hombre se sacó la vieja capa y se la entregó. Bajo aquella vieja capa lucía un hombre de pelo castaño y larga cabellera. Sus ojos azules le mostraban el dolor que había sufrido, el hombre se quitó también el resto de los ropajes y se zambulló el la pequeña charca, su cuerpo era musculado y cubierto de cicatrices, seguramente habría participado en alguna guerra. Helena lavó sus ropas y las dejó a secar el hombre salió del agua cubriendo su cuerpo con un manto esperando a que sus ropas se secaran. Esa noche misma encendieron una hoguera para asar a un conejo que el hombre había cazado. El viajero vio el fuego reflejado en las lágrimas de la chica. Los dos niños dormían tumbados sobre sus faldas.
- Perdone señorita, ¿Le importaría decirme de donde viene y a dónde se dirige? – Dijo el hombre mordiendo el muslo del conejo.
- Vengo de un lugar que ya no existe y me dirijo a paradero desconocido para poner a salvo a estos dos niños huérfanos. – Dijo  la chica con la mirada serena.
- Perdone mi grosería al no haberme presentado hasta ahora, no había encontrado el momento. Mi nombre es Héctor,  vengo de un lugar que por desgracia si existe y me dirijo a un lugar del cual empiezo a dudar.
- Mi nombre es Helena, tengo 16 años. – Dijo dudando la chica, entonces hubo un silencio de unos cuantos minutos antes de que el caballero volviera a hablar.
- Veo en sus ojos un abismo de tristeza, déjeme contarle una historia que aliviara su mente y que me contó un viejo amigo. Esta historia cuenta la historia del lugar hacia donde me dirijo. Según cuenta la historia hay un lugar donde solo los bondadosos y puros de corazón pueden entrar, un inmenso castillo que nadie ha conseguido conquistar, dicen que ese lugar está cubierto de rosas, y que es gobernado por un señor que no pide a sus vasallos que paguen la tierra que cultivan. Ese señor trata de igual a todos e incluso se relaciona con los campesinos, el no acepta regalos ni dinero, él come lo que logra cultivar, igual que todos, el  posee una enorme fortuna pero él la gasta para hacer mas cómoda la vida de sus vasallos. Según dicen en su reino no hay lugar para el hambre y la guerra, solo para el bien y la prosperidad, la abundancia aflora en sus campos y todo el mundo aprende a leer y escribir. Según dicen su señor era antes un vagabundo que mendigaba por las calles y contaba historias de paz , también dicen que fue él quien venció al antiguo señor y lo hechó de sus tierras, dicen que tuvo que enfrentarse a todo un ejército y que ese ejército fue vencido por sus palabras de paz, por sus promesas, ahora ya cumplidas. También cuentan que fue el mismo señor de  estas tierras el que venció al terrible dragón que custodiaba el castillo de Strungs y que se marchó de allí sin recibir recompensa alguna, rechazando así riquezas y poder además de la mano de la bella  princesa que el dragón tenía bajo su custodia.  Este es el lugar que yo ando buscando un lugar del cual  empiezo a dudar la existencia. Ahora Helena os invito a vos y estos dos niños a buscar este lugar de ensueño, solo me queda esperar a vuestra respuesta. – Las lágrimas de la chica habían cesado, ahora solo la esperanza se reflejaba en sus ojos, hubo un prolongado silencio antes de que Héctor pudiera obtener su esperada respuesta.
-Cuando estos niños despierten quiero que vos les contéis la historia de este gran señor y de sus tierras doradas para que así puedan saber el lugar hacia donde nos dirigimos. – Héctor y Helena jamás encontraron la tierra prometida per vivieron felices buscándola junto a María y Eduardo.
Según dice la leyenda  un chico llamado Eduardo que había crecido con cuentos de paz puso fin a las guerras que agitaban el mundo, pero eso, solo es algo que dicen.

Maruku